sábado, 23 de julio de 2011

La Prensa: Me ha tocado ser protagónico



Luigi Antezana - Franchesco Díaz Mariscal La Prensa
El actor de teatro y cine encarna al protagonista de la nueva película de Marcos Loayza, Las bellas durmientes. Antezana narra sus sensaciones, sorpresas y revelaciones.
¿Qué número de película en la que actúas es ésta?
Sexta. Estuve de árbol en Cuestión de fe (risas). Estoy en El corazón de Jesús, Día de boda, Historias de vino, singani y alcoba, ¿Quién mató a la llamita blanca?, Otra vez marzo, La cacería del nazi y Las bellas durmientes. Actué en Guerrilla, aunque creo que no salgo. No la he visto. 
¿Cómo fue repetir bajo la dirección de Marcos Loayza?
Fantástico. Gracias a Dios, me ha tocado el momento de mi primer protagónico. Y para mí ha sido una sorpresa que Marcos me haya confiado un papel tan grande como el de Las bellas durmientes. Es una película de personaje, básicamente. Tiene 126 secuencias y yo estoy en 96 de ellas; el segundo está en 24. Soy el Cabo Quispe. Todo gira alrededor de este personaje. Me llamó un día Marcos, me dijo: “Tengo un papel para ti”. Yo pensé que era algo secundario, cuando me dijo: “Eres el Cabo Quispe”. Leo el guión y era el protagonista. Me ha parecido un gran papel, me ha gustado mucho.
¿Que particularidades tiene Loayza como director?
Aparte de ser un director de cine, es un director de actores. A diferencia de las anteriores experiencias que he tenido con otros directores que hacen cine, como Antonio Eguino o Rodrigo Ayala o el mismo Rodrigo Bellott, con quienes es ir y hacerlo. En este caso, era un trabajo entre el director y yo, a tiempo completo. Desde el caminar: las dos primeras semanas se trataba de cómo tiene que caminar el Cabo Quispe, luego las miradas, las cejas. Por lo menos un mes ensayamos la actitud. Otra cosa que me ha sorprendido es que a medida que se iban dando las locaciones y los lugares, las cosas fluían y salía perfectamente lo que el director había pensado.


¿Qué momentos recuerdas más que otros durante la filmación?
Uno puede leer el guión y pensar cómo vamos a hacer una escena con los pollos, en un lugar donde hay 4.000 pollos, no entiendo, pero vas al lugar y dices: “Este plano es perfecto, esta escena va a quedar increíble”. Y toda la película ha sido así: sorpresa tras sorpresa, de las situaciones, de los momentos, de los lugares donde filmábamos. Y a medida que se iban dando, el personaje también ha ido creciendo.
 ¿Cómo crees que se acoja la película?
Espero que sea algo realmente hermoso, sobre todo en la imagen, la intención, la actuación. En general, creo que está muy buena. Como te digo, Marcos trabaja con los actores. No hace casting. No sé si eso es bueno o malo. Habló con un actor o una actriz allá, les tomó la foto y ya. Es un riesgo. En algunos casos, no voy a dar nombres, pero tal vez no salió como él quería, pero él trabajó sobremanera para que el producto resulte bueno.
¿Qué es lo más rescatable de tu trabajo?
Lo que más me gustó fue que mientras actuaba, encontré muchas cosas que no me pasaron en los anteriores trabajos. Tú recibías el guión y la indicación “dale”, y le metes. Eres la misma persona, si quieres. En cambio acá, la transformación que tuve fue casi tan similar como la del teatro. Eso pasa a veces, lastimosamente, el director permite que el actor se autodirija. Ahora me di cuenta de que había estado demasiado lejano. He sido un instrumento de la cabeza de Loayza, de lo que pensaba acerca del personaje. Lo incorporé y lo generé; a medida que íbamos trabajando, yo me volvía ese personaje.